La decisión de ser fiel hasta la muerte ¿terminará siendo patrimonio exclusivo del amor de los perros por sus amos?
La cantidad de parejas que en estos tiempos han abandonado esta promesa, separándose ante el primer conflicto que aparezca durante la convivencia matrimonial, sumadas a aquellas otras que, aunque continúan unidas, sostienen que es imposible cumplir con esta exigencia y se permiten mutuamente infidelidades mientras no se hagan públicas, parecen poner en duda que la fidelidad conyugal continúe siendo una característica de la pareja humana.
Contrariamente a lo que indican los cambios culturales, que la hacen aparecer como una costumbre pasada de moda, la fidelidad conyugal es un mandamiento divino que resulta indispensable para la felicidad y el éxito de todo matrimonio.
Pero además, la promesa de fidelidad ha trascendido los textos bíblicos, para ser receptada por nuestro ordenamiento jurídico. Las normas legales vigentes en materia de familia, sostienen el deber de fidelidad y consideran al adulterio como una causal de divorcio.
Luego de 15 años de casado y unos cuantos más de novio con la misma mujer, puedo dar fe que la fidelidad no solo es posible, sino que es una experiencia sumamente gratificante. La confianza, la auto-estima y el equilibrio emocional que trae aparejada a nivel personal es una realidad incontrastable y la seguridad que da a los hijos que los padres sean un matrimonio que se ama con fidelidad es incomparable.
Tomar la firme decisión de mantenernos fieles a nuestra pareja y a nosotros mismos para no poner en riesgo el amor del cónyuge, la armonía del hogar, la felicidad de los hijos y la integridad moral a cambio de un rato de placer pasajero es una de las decisiones más trascendentes de la vida.
Hagamos que la fidelidad sea cosa de hombres y no tan solo de perros.
Que tengan un lindo fin de semana.
Gracias Daniel por supuesto que puedes seguir usando los dibujos.Nos mantendremos en contacto
ResponderEliminarEse anonimo soy yo.Perdon
ResponderEliminarGracias Juan por tu aprobación y gracias a Dios por tu talento.
ResponderEliminarUn abrazo. Dany