jueves, 16 de abril de 2009

¡Viva la Pepa!

- ¡Esto es un viva la pepa! dicen mis vecinas cuando leen en el diario quienes serían los candidatos del oficialismo a diputados nacionales por la Provincia de Buenos Aires: un santacruceño que solo vivió en esta jurisdicción eventualmente en ocasión de ser Presidente de la Nación y el actual Gobernador, al que ni se le pasa por la cabeza renunciar para asumir el cargo por el que se propone.

- Esto es un viva la pepa! dicen mis vecinas cuando el tránsito es un desastre, cuando los delincuentes no cumplen las condenas, o cuando los pibes que salen de los boliches provocan destrozos en la vía pública sin contención alguna.

En el uso coloquial, el término "viva la pepa" es sinónimo de descontrol, desorden, abuso, anomia o anarquía. Pero en su origen significaba todo lo contrario

La frase original era: "¡Viva la Pepa!" (con mayúscula) y no era el grito de alegría de un buscador de oro.

La historia cuenta que el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, los liberales españoles proclamaron su adhesión a la Constitución de Cádiz, que eliminaba el absolutismo de la monarquía, establecía el sufragio, la libertad de imprenta y abolía la inquisición, entre otras conquistas. Dos años más tarde la monarquía española recuperó sus poderes absolutos y no solo abolió la Constitución de Cádiz sino que prohibió que se la mencionara y, mucho menos, que se le vivara.
El ingenio popular, dado que la Constitución había nacido el día de San José y que el apodo de José es "Pepe", rebautizó la Constitución liberal como "la Pepa" y, de esta manera, podían aclamarla sin incumplir las ordenanzas reales. "Viva la Pepa" se convirtió en el primer lema político de la edad contemporánea en defensa de la república y la Constitución.

La Constitución Nacional es la norma superior de nuestro ordenamiento jurídico, y su observancia es lo único que nos asegura vivir en un Estado de Derecho. En su artículo 73 al establecer las inhabilitaciones a los cargos legislativos dice nada más y nada menos que esto: "Los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del Congreso, ni los gobernadores de provincia por la de su mando". A mi me queda clarísimo. Parece que a Nestor y a Daniel, no.

Para que esta tierra no sea un "viva la pepa"...que "¡Viva la Constitución!"
Es nuestro deber ciudadano conocerla, respetarla, defenderla y hacerla cumplir.

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